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Hace frente al dolor del duelo

Sanar y exorcizar el dolor mediante acciones que se vuelven canto, objeto y metáforas son la esencia de la obra “El silencio que abrasa”, unipersonal en el que Ariadna Medina abre su corazón y deja sentir las emociones tras la pérdida de un ser querido.

La puesta en escena se convierte casi en una plática en la que la actriz va narrando, desde su experiencia, lo que ocurre luego de la pérdida de un ser querido y el manejo que cada persona le da a ese dolor.

“El dolor es inevitable sentirlo, sufrir sí es una decisión”, expresa Ariadna, quien por medio de esta obra habla de cómo desprenderse del dolor, dejar que fluya y evitar se quede dentro.

El unipersonal fue estrenado en octubre de 2017 y fue un proyecto apoyado por los Fondos Municipales para las Artes Escénicas y la Música. La obra fue repuesta y ofrecerá dos funciones: la primera será hoy a las 20 horas y la segunda, mañana a las 19 horas, ambas en el Centro Cultural Olimpo.

Juan de Dios Rath, quien trabajó en la dramaturgia junto a Ariadna y Noé Morales, señala que la idea del unipersonal surgió a raíz de una escena de la obra “Manual de cacería”, en la que la actriz hablaba sobre la pérdida de su madre y lo difícil que resulta dejar ir a un ser querido cuando se encuentra en una etapa terminal: sale a relucir ese lado egoísta de no querer dejar ir al ser querido, algo muy complejo, pues lo hacen porque aman a esa persona.

De dicha escena y de un taller cursado con el dramaturgo Jaime Chabaud, Ariadna desarrolló una serie de textos que dieron como resultado “El silencio que abrasa”; título que hace referencia al duelo, al silencio ante el dolor, que afecta y parece sentir que nos quema, y al mismo tiempo abraza, porque es algo íntimo que envuelve a la persona.

Ariadna manifiesta que en el montaje se pregunta ¿Dónde colocamos el dolor de la pérdida?, y ella habla de cómo se centra en la garganta, en el pecho… y de ahí se expande a otros sitios del cuerpo, pues cada quien experimenta el reflejo de este dolor, que se manifiesta en algo físico, de diferente manera.

En la obra toca también el tema de la relación entre el Norte y el Sur, pues su mamá era originaria de Sinaloa, y su padre es yucateco. Con esta excusa hace un poco de historia y aborda la migración yaqui y cómo estos migrantes eran esclavizados en las haciendas henequeneras.

El diseño multimedia de la puesta en escena es de Josué Abraham; la música original, de Rogelio Vargas; el registro de vídeo y fotografía, de Víctor Rejón; y la dirección, de Juan de Dios Rath y Ariadna Medina. La asistente de dirección es María José Pool.

Los boletos para la obra se ofrecen en $80 general y $60 estudiantes e Inapam, y pueden adquirirse desde una hora antes de las funciones en el Olimpo o bien vía inbox en la página de Facebook Murmurante Teatro.— Iris Ceballos Alvarado

“El silencio que abrasa” ayudará a lograr la sanación.

2 Febrero 2019


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